Texto Conjuntural: Países Andinos #14

Crisis del Chavismo y Desarrollo en Venezuela

Fecha:15\10\2019

Brenda Fontana

La llegada de Chávez a la presidencia de Venezuela en 1998 posee relación directa con la incapacidad del modelo “rentístico” de superar las debilidades decurrentes del empeoramiento de las relaciones de precios internacionales. A pesar de, inicialmente, la exploración del petróleo haber proporcionado mayor dinamismo económico en diferentes esferas de la sociedad, con en fin del boom de los precios petroleros en los años 1980, Venezuela empezó un período de inestabilidad política y socioeconómica. (MAYA, 2016).

El proceso de industrialización conducido por el Estado venezolano entre los años treinta hasta los setenta tuvo resultados notables. De echo, en la década de los cincuenta, el país sustentó 6% de crecimiento interanual del Producto Interno Bruto, inflación menor al 3%, así como el aumento más de 15 veces del ingreso nacional. (ESPAÑA, 2014). En la esfera social, Venezuela alcanzó los índices más igualitarios de América Latina, aumentó la tasa de escolaridad y desarrolló mejor infraestructura. (MAYA, 2016). Pero el avance industrial no fue capaz de superar las debilidades económicas asociadas a la dependencia de ingresos fiscales petroleros y de sustentar las ganancias socioeconómicas. Así, a finales del siglo XX, la reducción del precio del petróleo, el fin del padrón dólar-oro, la crisis del 1982 y la incapacidad de superar el modelo rentístico condujo al país a una dramática crisis.

Sumado a eso, en las últimas décadas del siglo XX, los gobiernos venezolanos adoptaron los recetarios de ajuste económico neoliberal impuestos por el Fundo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.  El empeoramiento de la economía internacional, acompañada de la reducción del papel del Estado conforme la agenda neoliberal era implementada, frustró las expectativas poblacionales de mejora de calidad de vida y ascenso social gestadas entre 1950 y 1970. En febrero de 1989, con la elevación de los precios de transporte público y de la gasolina, la población se rebeló. La revuelta El Caracazo abarcó casi todas las ciudades venezolanas y produjo quemas, anarquía generalizada y grandes saqueos. La represión del gobierno Pérez fue violenta y resultó en cerca de 400 muertos. (MAYA, 2016).

De este modo, cuándo Hugo Chávez ganó la elección presidencial después de intentar llegar al poder a través de un golpe de estado contra Carlos Andrés Pérez en 1992, el panorama social era explosivo. La sociedad venezolana pasaba por un rápido empobrecimiento, ineficiencia de los servicios públicos, serias denuncias de corrupción y por el colapso de los canales institucionales de mediación y representación. (MAYA, 2016). En ese contexto,  la llegada de Chávez al gobierno y la aprobación por referéndum de una nueva Constitución en 1999 representó el fin del régimen de Punto Fijo[1] (NERY, 2018).

Chávez heredó un país con altos niveles de pobreza, desempleo y con grandes problemas estructurales. En su primer gobierno rompió con prácticas de los gobiernos anteriores y retomó el protagonismo del Estado en el desarrollo económico. La reacción conservadora fue rápida, siendo manifestada inicialmente a través de un paro, seguido de un golpe de Estado.  A pesar de la oposición haber nombrado un presidente, la presión popular en Miraflores y el apoyo de soldados frenó el golpe y devolvió el gobierno a Chávez. (BARUCO, 2011).

En los primeros años de gobierno chavista (2000 y 2001) hubo un aumento en el ingreso nacional bruto, reducción del desempleo y de precios, así como la disminución de la tasa de interés.  En 2006, Chávez es reelecto con 63% de los votos, estando así apto a avanzar su proyecto nacional bolivariano para el desarrollo económico y social. (BARUCO, 2011; TORRES, 2018). En su segundo mandato el proyecto bolivariano es radicalizado y el socialismo del siglo XXI gana espacio y prominencia en los discursos y en los planos políticos chavistas. (TORRES, 2018).

El crecimiento de China en los años 2000 proporcionó el aumento del precio de las commodities[2], beneficiando inversiones estatales costeadas por los ingresos petroleros. A pesar de la mejora de los indicadores socioeconómicos[3] y la creación de empresas básicas y obras de infraestructura (WEXELL, 2006), la dependencia de los hidrocarburos aumentó. El principal obstáculo de este modelo es la desarticulación del sector exportador (petrolero) y los otros sectores. Diferente de otras industrias, la producción de petróleo genera pocos efectos en la cadena productiva (NERY, 2018).

A la relación negativa entre especialización, en el caso de Venezuela en el sector petrolero, y crecimiento económico Bresser-Pereira (2010) denominó “enfermedad holandesa”.

“La enfermedad holandesa o la maldición de los recursos naturales es una sobrevaluación crónica de la tasa de cambio que el mercado no controla porque dicha sobrevaluación es compatible con el saldo a largo plazo de la cuenta corriente del país. Proviene de la producción y exportación de productos que utilizan recursos naturales abundantes y más baratos que en otros países.” (BRESSER-PEREIRA, 2010,p. 69, traducción nuestra).

 

La expansión de las exportaciones de recursos naturales causa la apreciación cambiaria por su bajo costo y alta rentabilidad. Cómo el cambio está apreciado, aúnque posean tecnología de vanguardia, las otras industrias se vuelven inviables y poco competitivas. Además, Bresser-Pereira (2010) llama la atención para el carácter cíclico de la tendencia a la sobrevalorización del cambio y que, por tanto la tasa de cambio no es controlada por el mercado, pero si por la crisis de la balanza de pagos. Eso porque al empezar la crisis en la balanza de pagos, la moneda se desvalúa fuertemente por en cima de la tasa de cambio del equilibrio industrial[4]. En seguida, gradualmente el cambio se valoriza, cayendo abajo del equilibrio industrial y del equilibrio corriente[5]. La valorización conduce al déficit en cuenta corriente y, en conciencia de eso el aumento de la deuda externa hasta que los acreedores pierdan la confianza y una nueva crisis empiece abruptamente. (BRESSER-PEREIRA 2010; 2014).

La apreciación cambiaria ocurre por la enfermedad holandesa que retira la tasa de cambio del equilibrio industrial, manteniéndola en equilibrio corriente. Otra causa estructural que provoca la sobrevaluación es la atracción de capitales extranjeros que las altas tasas de ganancias e interés en países subdesarrollados generan. Mas allá, el cambio sigue valorizando debido a políticas de desarrollo con ahorro extranjero y al “populismo cambiario” realizado por gobiernos que utilizan la valorización de la tasa de cambio como estrategia para controlar la inflación. (BRESSER-PEREIRA 2010).

Bresser-Pereira, en diversos artículos, llama la atención para el carácter grave de la enfermedad holandesa en Venezuela. En este país el impuesto de importación necesario para neutralizarla es de 95%, comparativamente, en Brasil es de 25%. Eso es relevante para comprender como la dependencia en el sector de hidrocarburos promueve una tendencia cíclica a la crisis en la balanza de pagos que no apenas devalúa la tasa de cambio como posee choques inflacionarios como consecuencia. Entre 2009 y 2017, las reservas internacionales venezolanas disminuyeron de US$ 35 billones para US$ 9,7 billones y el país pasó a convivir con una hiperinflación incontrolada. (NERY, 2018).

El gobierno de Chávez no fue capaz de cambiar profundamente na estructura productiva del país y, al largo de los años, la dependencia de el petróleo profundizó. La Constitución de 1999 aumentó el papel de el Estado en la esfera productiva, así, cada vez más las rentas petroleras fueran utilizadas para fomentar áreas consideradas relevantes por el gobierno. En su segundo mandato, Chávez contaba con un escenario más favorable, con el boom de las commodities energéticas, lo que favoreció  su proyecto de industrialización por sustitución de importaciones. Pero, a diferencia del proyecto cepalino y el desarrollado en el país en las décadas de 1960 a 1990, el programa chavista redujo las inversiones públicas en la industria[6] (CORRALES, 2010; ZERO, 2017). Mas allá, Chávez utilizó la grand entrada de dólares para mantener el cambio sobrevalorado y controlar la inflación vía manipulación cambiaria, lo que Bresser-Pereira (2010) llama de “populismo cambiario”.

Las estatizaciones realizadas por Chávez fueron acompañadas de un grand aumento del número de funcionarios públicos y declino de la producción. Sumado a eso, la escasez de pesos y contrapesos de la Constitución de 1999 para controlar y fiscalizar las acciones gubernamentales contribuyó para un mayor numero de casos de corrupción y nepotismo. (VIEIRA, 2016).

Así, los ciclos de crecimiento asociado a las exportaciones de petróleo seguidos de crisis económicas observados en Venezuela al final del siglo XX y actualmente poseen similitudes. Tanto la crisis que llevó a Chávez al poder en 1998 cuanto la crisis que amenaza la estabilidad del chavismo pueden ser asociadas a la incapacidad de los gobernantes de superar la dependencia de los hidrocarburos y minorar la enfermedad holandesa. En 1998 la crisis condujo a Chávez, un outsider militar, al gobierno, hoy la crisis socioeconómica y política desestabiliza en gobierno de Maduro y ya hizo que 3,4 millones de venezolanos inmigrasen del país (ONU, 2019). Es difícil ponderar sobre el futuro político de Venezuela, pero sobre el económico es plausible afirmar que, en caso que el país no supere la enfermedad holandesa y la dependencia del sector petrolero, las crisis cambiarias y la hiperinflación continuaron impidiendo el desarrollo económico.

 

REFERENCIAS

 

BARUCO, Grasiela. A Venezuela contemporânea: do antineoliberalismo ao anticapitalismo. Uma formação social em disputa hegemônica, 2011.

BRESSER-PEREIRA, Luiz Carlos. A construção política do Brasil: sociedade, economia e estado desde a independência. São Paulo: Editora 34, 2014.

BRESSER-PEREIRA, Luiz Carlos. Taxa de câmbio, doença holandesa, e industrialização. Cadernos FGV Projetos, v. 5, n. 14, p. 68-73, 2010.

CORRALES, Javier. The repeating revolution: Chávez’s new politics and old economics. In. WEYLAND, Kurt; MADRID, Raúl L.; HUNTER, Wendy. (eds.). Leftist governments in Latin America: successes and shortcomings. NewYork: Cambridge University Press, 2010. p. 28-56.

ESPAÑA, Luis Pedro (2014). La sociedade venezolana escrita com tinta de petróleo. In: DEZA, Benigno Alarcón (Ed.). El desafío venezolano: continuidad revolucionaria o transición democrática. Universidad Católica Andrés Bello, Centro de Estudio Político, 2014.

 

MAYA, Margarita López. La crisis venezolana y el futuro del chavismo. Foreign affairs: Latinoamérica, v. 16, n. 3, p. 28-35, 2016.

 

NERY, Tiago. Venezuela e Revolução Bolivariana: polarização política e colapso do modelo rentista. In: CIMINI, Fernanda; CABRIA, Juan Vicente Bachiller; DA SILVA, Roberta Rodrigues Marques. Elites empresariais, estado e mercado na América Latina. Belo Horizonte: FACE/ UFMG, 2018. p. 153-172.

 

ONU. Número de refugiados e migrantes da Venezuela no mundo atinge 3,4 milhões. 2019. Disponible en: <https://nacoesunidas.org/numero-de-refugiados-e-migrantes-da-venezuela-no-mundo-atinge-34-milhoes/ >. Acceso en: 6 sep. 2019.

PINTO, Eduardo Costa; CINTRA, Marco Antônio Macedo. Ascensão da China e a Amé- rica Latina: estratégias de internacionalização, recursos naturais e limites econômicos e políticos ao desenvolvimento. In. BRANDÃO, Carlos Antônio. (Org.). Teorias e políticas do desenvolvimento latino-americano. Rio de Janeiro: Contraponto: Centro Internacional Celso Furtado, 2018. p. 153-194.

TORRES, Carlos Alberto Ramos. Consideraciones sobre la economía venezolana: petróleo, Chavismo y la naturaleza política del cambio paralelo. Revista Espirales, v. 1, n. 2, p. 132-139, 2018.

VIEIRA, Mariana de Oliveira Lopes. O debate teórico sobre o governo Chávez: paradoxos do chavismo na Venezuela. 2016. 226 f. Tese (Doutorado em Ciência Política) – Instituto de Fi- losofia e Ciências Humanas (IFCH), Universidade Estadual de Campinas, Campinas, 2016.

ZERO, Marcelo. Para entender a Venezuela. Carta Capital, São Paulo, 10 Ago. 2017. Disponible en: <https://www.cartacapital.com.br/blogs/brasil-debate/para-entender-a-venezuela&gt;. Acceso en: 6 sep. 2019.

 

[1] El pacto de Punjo Fijo era la representación político-institucional de la economía basada en la exploración petrolera. En 1958 Acción Democrática (AD) y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) definieron la base para un régimen que perduró en Venezuela por cuatro décadas.

[2] Entre 2003 y 2011, las commodities energeticas y minerales crecieron 278% y 248% y los términos de cambio valorizaron 40% (PINTO; CINTRA, 2018)

[3] Entre 1998 y 2006, la inversión social del PIB aumento de 8,2% para 13,6%, la desigualdad se redujo de 0,56 (2002) para 0,46 (2006) (WEXELL, 2009), hasta 2012 la pobreza fue reducida para 21% de los hogares (CNE, 2012).

[4] La tasa de equilibrio industrial es la tasa que permite a las industrias de bienes comerciables sean competitivas usando la mejor tecnología del mundo (BRESSER-PEREIRA, 2010).

[5] La tasa de equilíbrio corriente es la tasa que equilibra la cuenta corriente del país intertemporalmente (BRESSER-PEREIRA, 2010).

[6] En consecuencia de eso, las industrias privadas perdieron la capacidade de competir internacionalmente y entre 2001 y 2006, el numero de compañias industrilaes cayó 13% (CORRALES, 2010).

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